Los salvadoreños celebraron los 103 años del natalicio de San Óscar Arnulfo Romero. El Arzobispo de San Salvador, Mons. José Luis Escobar celebró una misa en memoria del santo mártir, quien nació el 15 de agosto de 1917.
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
Monseñor Escobar, durante la homilía, recordó que el natalicio de San Óscar Romero coincide con la fiesta de la Asunción de la Virgen María, la cual fue proclamada como dogma por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus.
La Virgen María y Monseñor Romero
El arzobispo afirmó que “Es una dicha muy grande la de monseñor Romero por haber nacido precisamente este día. Esto no es casualidad, sino providencial. Quiso Dios asociarlo a la santísima Virgen desde el principio”. Además, subrayó que Romero supo vivir este misterio en sus homilías y predicaciones sobre la virgen de la Asunción.
Monseñor Escobar prosiguió su predicación insistiendo que la fiesta de la Virgen habla de la pureza del alma que se enfrenta con el pecado: “es la prevalencia del bien sobre el mal y de la virtud sobre el pecado, y a esto estamos invitados todos, y los santos nos dan el ejemplo: viven para Dios y luchan contra el pecado”.
El arzobispo de San Salvador citó el Concilio Vaticano II donde se afirma: “el martirio es la más grande forma de santidad” e insiste: “los mártires conocen la voluntad de Dios y la cumplen y esto los lleva a denunciar el pecado (…) Van a trabajar para establecer el Reino de Dios que es un Reino de justicia, de paz, de bien, de amor. Cuando hacen esto, caen mal. El pecado va contra ellos hasta quitarles la vida (…) La Iglesia tiene que enfrentarse a esta lucha siempre”.