Confiado al Papa Francisco para que lo lleve a Iraq cuando visite la Llanura de Nínive el mes que viene. Este es el destino de uno de los manuscritos más antiguos del siglo XIV-XV, conservado en la Iglesia de Santa María Inmaculada de la ciudad de Qaraqosh, que ha sido restaurado en Italia tras ser salvado de la destrucción de las milicias del autoproclamado Estado Islámico. Un acontecimiento emblemático para un pueblo y una tierra en busca de la paz.
Iraq 2014-2017: la furia de los extremistas islámicos del ISIS cae sobre la cuna del cristianismo en la llanura de Nínive. Mata, saquea, viola y secuestra, dejando tras de sí sólo destrucción material, espiritual y cultural. Porque con el patrimonio de vidas humanas también se pone en riesgo una cultura y una fe milenarias.
Un precioso manuscrito
La historia de un libro sagrado es emblemática en este sentido. Hablamos de la Sidra, escrita en arameo entre los siglos XIV y XV y que contiene oraciones litúrgicas para rezar entre la fiesta de Pascua y la de la Santa Cruz.
Sidra pertenece a la Iglesia sirio-cristiana de la ciudad santa iraquí de Qaraqosh, en la llanura de Nínive, que el Papa visitará en menos de un mes a su llegada a Iraq. Y precisamente a las manos de Francisco ha llegado hoy este “manuscrito refugiado” con toda su historia, gracias a una delegación de la FOCSIV (Federación de Organismos Cristianos de Servicio Voluntario Internacional) que ha participado, junto con el Ministerio italiano de Bienes Culturales, en su rescate y restauración que ha durado unos 10 meses.
Ahora, como dijo al Papa la presidenta de la FOCSIV, Ivana Borsotto, “estamos contentos de devolverlo simbólicamente a las manos de Su Santidad para que vuelva a su casa, a su iglesia de Santa María Inmaculada, en esa tierra atormentada, como signo de paz, de fraternidad”.
De la destrucción a la nueva vida
Identificado en Erbil en enero de 2017 por los periodistas Laura Aprati y Marco Bova -explica FOCSIV- el Libro Sagrado fue entregado posteriormente por el arzobispo de Mosul, monseñor Yohanna Butros Mouché, en manos de los voluntarios de FOCSIV, que lo hicieron llegar en 40 días a Italia.
Una vez en Italia, con un delicado trabajo gratuito del Instituto Central de Patología de Archivos y Libros (ICPAL) del MIBACT, se enmarcó históricamente y se restauraron algunas de sus peculiaridades, como la encuadernación antigua y la tinta tan especial utilizada para las miniaturas. La Sidra se encontraba en un estado de conservación muy crítico: desde la estructura muy comprometida del volumen, hasta el pésimo estado de los pigmentos de las miniaturas y las tintas de la escritura, pasando por la fragilidad de los papeles y las fracturas descompuestas de las tablas de madera de la encuadernación.
Ha sido necesario un examen lingüístico y una comparación con algunos volúmenes siríacos de la misma época conservados en la Biblioteca del Vaticano. Estos trabajos de restauración, que duraron 10 meses, permitieron encontrar soluciones adecuadas -explica FOCSIV- al gran número de problemas que rara vez coexisten en una misma obra literaria.
El único elemento original del libro, que tuvo que ser indispensablemente sustituido, fue el hilo de costura de los fascículos, que igualmente ha sido conservado.
La cultura es vida
La recuperación del Libro Sagrado -explicó la presidenta de la FOCSIV, Borsotto, al final de la audiencia con el Papa- se inscribe en una labor más amplia de reconstrucción social y reactivación cultural de un territorio dividido y probado por la guerra, como el del Kurdistán iraquí y el de Iraq. “Creemos”, añadió, “que al devolver a los refugiados del Kurdistán a sus ciudades de origen, es necesario redescubrir las raíces culturales comunes, las que a lo largo de los siglos han tejido una historia de tolerancia y convivencia pacífica en esta zona”.
“Esto permite recrear las condiciones para conducir a la población a una nueva vida colectiva y comunitaria cohesionada y pacífica”, concluyó.
Por: Vatican News