A casi un año del comienzo de la pandemia de Covid-19, el episcopado mexicano expresa preocupación por la despersonalización y falta de cohesión social en la educación y exhorta a planear un regreso a la escuela de manera híbrida.
A la fecha las escuelas en México se encuentran cerradas debido a la pandemia de Covid-19. El año lectivo 2020-2021 inició el pasado 24 de agosto, pero los estudiantes no volvieron a las aulas. El semáforo epidemiológico en verde, que anuncia la casi remisión de los contagios, nunca se ha encendido. Actualmente toman clases virtuales, es decir, aquellos que pueden acceder a una conexión y a un computador, se conectan por la red con sus profesores. La mayoría “observa” las actividades educativas por la televisión y se apoyan de cuadernos especiales de trabajo. Otros están en un limbo educativo.
Ante este panorama los obispos de la Conferencia episcopal mexicana (CEM), en un comunicado, expresan su preocupación por el cuidado integral de los niños y jóvenes que en el proceso educativo no sólo deberían adquirir conocimientos sino valores personales, familiares y sociales, porque “la educación es un acto de amor”.
“Es urgente humanizar la educación, pues hoy nos quedamos – en muchas ocasiones – sólo con la parte de planes y programas, de dispositivos y tareas, dando prioridad a lo organizacional, a lo funcional e institucional, pero olvidamos poner a la persona concreta al centro, con todas sus dimensiones. Es imperativo dedicar tiempo, confiar en ellos, compartir la vida”, se lee en la nota.
Al recordar el llamado del Papa Francisco a un Pacto Educativo Global que comprometa a la comunidad educativa, particularmente entre familias, docentes, directivos y estudiantes, los obispos mexicanos reiteran que la única vía para ensanchar y responder a los desafíos de la civilización en este tiempo, es precisamente consolidar el “andamiaje educativo” que no es sólo escolar, sino social, empezando por el ámbito familiar y ampliándose hacia todas las comunidades de vida.
“Es urgente salir al encuentro, saber que el acontecimiento educativo es un momento de relación significativa para el aprendizaje, no el estudio abstracto y desencarnado de nociones y fórmulas”, afirma la CEM. Por ello, insisten en que en este tiempo de pandemia la clave está en el “acompañamiento”, que significa ayudar a responder a los desafíos actuales como “aprender a vivir en casa”, la importancia del “cuidado de los demás” y “modificar conductas” para que éstas sean más comprensivas de lo humano, más solidarias y constructivas.
En este contexto, los obispos consideran imprescindible “articular un regreso a la escuela, de manera híbrida, combinando – para quien así lo pueda y quiera – momentos de servicio escolar presencial, con alternativas semipresencial y otras totalmente virtuales, que vayan más allá de la TV y la radio”. A la luz de las experiencias educativas que se están realizando en otros países, la CEM puntualiza la urgencia de acompañar el regreso de los estudiantes a un aprendizaje que también ofrezca claves para vivir a propia “realidad emergente”.
La Iglesia mexicana insta a implementar estrategias sanitarias y educativas, como asistir a los centros educativos, “supervisarlos, impulsar protocolos sanitarios, realizar pruebas, vacunar al personal escolar” y al mismo tiempo, lograr relaciones y redes interinstitucionales, incluso entre estructuras públicas y privadas para que atender a toda la población en su conjunto e integralidad, “sin dejar a nadie fuera”.
Conscientes de que “no habrá regreso a la normalidad escolar, en un corto plazo”, los obispos llaman a promover otros espacios educativos, mucho más flexibles, cuidar a los maestros, para que ellos puedan cuidar a los niños, en plena comunión con las familias, directivos y la sociedad en general, especialmente en las comunidades más vulnerables.
“Organicémonos como sociedad, con el fin de estrechar y vincular lo que es posible, lo que está cerca, aminorando todo riesgo. Organicemos encuentros pequeños, especialmente en las familias, escuelas, en cocheras, parques, atrios, iglesias, empresas, que acompañen y animen actividades educativas (formales y no formales). Impulsemos lo posible”, exhorta la CEM.
Por: Vatican News