Francisco recibió en la Sala Clementina a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación para la Educación Católica. Recordando la Jornada del 14 de mayo para un Pacto Educativo Global, el Pontífice afirmó que el pacto educativo no debe ser un simple ordenamiento, debe ser revolucionario.
Ciudad del Vaticano
La educación es un “movimiento” que lleva a la luz a las personas y necesita hoy como nunca una amplia “alianza educativa” para construir una humanidad más fraterna: lo recordó el Papa Francisco a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación para la Educación Católica, recibidos en audiencia este mediodía en la Sala Clementina. Una asamblea que ha sido ocasión para releer el denso trabajo desarrollado en el trienio pasado y delinear los compromisos futuros, con corazón abierto y esperanza.
La educación es movimiento
“El campo de competencia del Dicasterio los empeña a entrar en el fascinante mundo de la educación que no es nunca una acción repetitiva, sino el arte del crecimiento, de la maduración” dijo el Papa iniciando su discurso. Y a continuación definió la educación como una “realidad dinámica”, un “movimiento” del cual delineó cuatro características: La primera, es la de ser un movimiento ecológico:
“La educación que tiene en el centro la persona en su realidad integral tiene el objetivo de llevarla a la consciencia de sí misma, de la casa común”, y sobre todo “al descubrimiento de la fraternidad, como relación que produce la composición multicultural de la humanidad, fuente de recíproco enriquecimiento”.
Movimiento educativo que – como está escrito en la Laudato Sí – contribuye a la recuperación de “los diferentes niveles de equilibrio ecológico: el interior con uno mismo, el solidario con los demás, el natural con todos los seres vivos, el espiritual con Dios”. Esto requiere, por supuesto, educadores “capaces de reajustar los itinerarios pedagógicos de una ética ecológica, para que puedan ayudar eficazmente a crecer en solidaridad, responsabilidad y cuidado basados en la compasión”.
Inclusión parte integral del mensaje cristiano
En cuanto al método, la educación es un movimiento inclusivo, dirigido hacia todos los excluidos: los de la pobreza, los vulnerables a causa de las guerras y por las dificultades familiares y existenciales. Y se concreta en las acciones educativas a favor de los refugiados, de las víctimas de la trata de seres humanos, de los migrantes, sin ninguna distinción de sexo, de religión o etnia.
“La inclusión no es un invento moderno, sino una parte integral del mensaje salvador cristiano. Hoy en día es necesario acelerar este movimiento inclusivo de educación para frenar la cultura del descarte, originada por el rechazo de la fraternidad como elemento constitutivo de la humanidad.”
Educación movimiento pacificador y armónico
“El movimiento educativo para la construcción de la paz – continúa el Santo Padre – es una fuerza que hay que alimentar contra la ‘egolatría’ que genera la no-paz, las fracturas entre generaciones, entre pueblos, entre culturas, entre poblaciones ricas y pobres, entre hombres y mujeres, entre economía y ética, entre la humanidad y el medio ambiente”. El Santo Padre asegura que estas “fracturas y oposiciones”, enferman las relaciones y esconden “miedo a la diversidad y a la diferencia”.
“La educación está llamada con su fuerza pacificadora a formar personas capaces de comprender que la diversidad no obstaculiza la unidad, sino que es indispensable para la riqueza de la propia identidad y la de los demás.”
Reconstruir la “aldea de la educación”
Francisco detalla a continuación otro elemento típico de la educación: el de ser un “movimiento de equipo”. “No es jamás la acción de una sola persona o institución”, asegura al tiempo que evidencia que este “movimiento de equipo” ha estado en crisis durante mucho tiempo por varias razones. “Por lo tanto, afirma – sentí la necesidad de promover la jornadadel Pacto Educativo Mundial el 14 de mayo próximo, confiando la organización a la Congregación para la Educación Católica”. Es un llamamiento a todos aquellos que tienen responsabilidades políticas, administrativas, religiosas y educativas para reconstruir la aldea de la educación.
“El pacto educativo no debe ser un simple ordenamiento, no debe ser un “recocinado” de los positivismos que hemos recibido una educación iluminista. Debe ser revolucionario.”
Un encuentro, explica el Papa, que no tiene como objetivo desarrollar programas, sino encontrar el paso común “para reavivar el compromiso para y con las jóvenes generaciones, renovando la pasión por una educación más abierta e inclusiva, capaz de escucha paciente, diálogo constructivo y mutua comprensión”.
“Jamás como ahora hay tanta necesidad de unir esfuerzos en una amplia alianza educativa para formar personas maduras, capaces de superar la fragmentación y la oposición y reconstruir el tejido de las relaciones para una humanidad más fraternal.”
Alianza interdisciplinar y transdisciplinar
Para la composición de un pacto educativo global Francisco invita también a facilitar el crecimiento de una “alianza interdisciplinar y transdisciplinar” que la reciente Constitución Apostólica Veritatis gaudium señaló para los estudios eclesiásticos pero que vale para todos los estudios.
El deseo expresado del Papa a la Congregación es que “continúen con provecho en la ejecución del programa para los próximos años, en particular en la elaboración de un Directorio, en la creación de un Observatorio Mundial, así como en la cualificación y actualización de los estudios eclesiásticos y en una mayor preocupación por la pastoral universitaria como instrumento de la nueva evangelización”. “Todos estos son compromisos – concluye – pueden contribuir eficazmente a consolidar el pacto”