Amoris Laetitia y, muy especialmente, la parte más conflictiva sobre la pastoral a los divorciados vueltos a casar fue en su día una demanda alemana, y el último capítulo de la ‘comprensión’ del clero germano hacia esta triste realidad consiste en solemnizar con una ‘bendición’ el fin de la unión matrimonia, informa el portal de información del episcopado alemán, katholisch.de.
A los católicos alemanes no les basta con divorciarse en una proporción muy similar a la de sus compatriotas luteranos o incrédulos: quieren, además, contar con cierto ‘apoyo’ de la Iglesia que vaya más allá de la habitual ‘terapia’. Para eso se han creado ‘rituales’ en los que sacerdotes bendicen de algún modo la ruptura del vínculo.
Digamos que un matrimonio que rompe quiere solemnizar el momento en una iglesia, como Dios manda. Pueden acudir, digamos, a Eva-Maria Ritz, directora del Centro Católico de Asesoría Matrimonial y Familiar de Leipzig. Ritz los envía a los pastores, que ofrecen una especie de bendición para los recién separados. No es una idea original, reconoce Ritz: “Copiamos esto de nuestros hermanos protestantes”, que llevan mucho tiempo ofreciendo rituales especiales al final de un matrimonio.
La Alemania católica, que cuenta con un alto número de divorciados vueltos a casar, lanzó un enorme suspiro de alivio con la nueva comprensión hacia situación planteada por Amoris Laetitia, y ahora espera un poco más. Que el clero alemán, siempre atento a las demandas de una clientela que les ha convertido en una de las iglesias más ricas del orbe, ofrece encantado.
Manfred Belok, profesor de Teología Pastoral en la Facultad de Teología de Chur, en Suiza, defiende que se necesita una teología que tenga en cuenta las situaciones cambiantes de vida y relación de una persona, sin imponer una deuda personal constante a la persona en cuestión. “He defendido una teología que perciba la fragilidad de las relaciones humanas”, apunta Belok.
Eva-Maria Ritz señala que el divorcio todavía está muy estigmatizado en la Iglesia, y tiene que dejar de ser un tabú. Independientemente de otra visión eclesiástica de los afectados, se necesitan muchos más servicios pastorales. “Recientemente, un participante del seminario me dijo: La iglesia se preocupa mucho por las personas casadas, los ancianos y los niños, pero no lo suficiente para quienes viven solos”. Solo hay unos pocos seminarios o servicios. “Quiero alentar a la Iglesia a centrarse más en este tema”.