Andrzej Duda, presidente de Polonia, del partido conservador y desacomplejadamente católico Ley y Justicia, tiene todas las papeletas para renovar en el cargo, después de vencer en la primera vuelta de las presidenciales a su rival, el liberal alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, con el 42,9% del voto.
Al no superar el 50% de los apoyos, Duda tendrá que enfrentarse a Trzaskowski en una segunda vuelta que previsiblemente se celebrará el próximo 12 de julio. Pero teniendo en cuenta que en los pasados comicios solo obtuvo el 34,7% del voto, no hay razón para pensar que no vaya a revalidar el título con facilidad.
La Polonia de Duda es, junto a la Hungría de Viktor Orbán, la bestia negra de los burócratas e ideólogos de Bruselas. Y es que la agenda del PiS (siglas de Ley y Justicia) incluye el compromiso de proteger la familia tradicional, combatir la ideología LGTB y mantener sus fronteras cerradas a los supuestos ‘refugiados’ que no dejan de llegar a las costas de Europa desde las orillas sur y este del Mediterráneo.
Polonia es una ‘rara avis’ en Europa. Entusiasta de su pertenencia a la Unión Europea y a la OTAN, es, sin embargo, completamente refractaria a las ideas globalistas y al progresismo ‘obligatorio’ que les intenta llegar de Bruselas, especialmente en temas de sexualidad y familia, con presiones de todo tipo. Con Duda al frente ha hecho cosas tan contraculturales como entronizar oficialmente a Cristo como Rey de Polonia, y en el Sejm, su parlamento, no hay un solo escaño, ni uno solo, de un partido de izquierdas. La izquierda allí es el liberalismo representado por el alcalde de la capital, Rafal Trzaskowski.
Trzaskowski, no hay que decirlo, es el favorito de la UE, decidido a pasar por las horcas caudinas que le imponga Bruselas en forma de ampliación del aborto, promoción de los LGTB, leyes de género, apertura de fronteras y, en fin, toda la ristra de lo que compone la religión oficial de la postmodernidad.
Pero parece que esta resistencia no es pan para hoy y hambre para mañana; no es cosa de señores de mediana edad y ancianos que hay que esperar que mueran para que llegue el esplendoroso futuro de la Europa estéril y progresista. Un ejemplo lo hemos tenido en estas elecciones. Viendo cómo han votado en la franja de edad entre 18 y 29 años. La izquierda solo se ha llevado el 7,2% de sus votos. Es cierto que ha ganado entre ellos Trzaskowski, definido como centro-derecha, con un 23,8% del voto, casi los mismos votos (23%) que Krzysztof Bosak, de Konfederacja, un partido con la misma agenda social que Duda, pero más a la derecha en su carácter nacionalista y antiglobalista, un 22,3% al independiente, estrella de la televisión, Szymon Hołownia, centro-derecha y centrado en la seguridad nacional y, finalmente, un 19,3% a Duda. No parece que la resistencia polaca vaya a terminar pasado mañana.
Por: InfoVaticana