“Lourdes United” es el nombre de la primera peregrinación virtual mundial organizada desde el santuario mariano del suroeste de Francia hoy, jueves 16 de julio, fecha de la última aparición de la Virgen María a Bernardita. El Arzobispo Ribadeau-Dumas, rector del santuario, quiere unirse a todos aquellos que no han podido ir a la gruta debido a la crisis sanitaria. “Lourdes es el lugar de la esperanza que es más fuerte que cualquier otra cosa”, explica.
Por lo general, cada año Lourdes moviliza a casi 100.000 voluntarios para dar la bienvenida a 3 millones de peregrinos y visitantes de todo el mundo, entre ellos más de 50.000 enfermos y discapacitados. Este año, debido a la pandemia de Covid-19, casi todas las peregrinaciones han sido canceladas. Con el fin de mantener su papel como faro espiritual para los más pobres, el santuario de Lourdes se está reinventando a sí mismo y organizando una primera peregrinación electrónica para llegar a los peregrinos que están lejos de la gruta. Este jueves 16 de julio, las misas, el rezo del rosario y los testimonios en diferentes idiomas serán transmitidos en vivo durante 15 horas.
El Rector del Santuario, Monseñor Olivier Ribadeau-Dumas, recuerda los orígenes de esta iniciativa, el vínculo tan fuerte que une a los fieles al Santuario y a María, y el signo de esperanza que Lourdes representa para el mundo post-Covid.
Entrevista a Monseñor Ribadeau-Dumas
Vivimos una época muy especial en Lourdes, la del cierre del santuario. Esta crisis del Covid que hemos estado experimentando durante muchos meses ha llevado a la cancelación de casi todas las peregrinaciones de esta temporada.
Durante este encierro con todos los capellanes al servicio del santuario, nos dijimos que sería verdaderamente hermoso reunir a todos los que quisieran venir a Lourdes en un mismo día de oración y de intercambio. Así surgió la idea de un peregrinaje online durante un día con el mundo entero. La fecha del 16 de julio nos pareció evidente porque es la fecha de las últimas apariciones de María a Bernardita y también es la fecha en que Bernardita no estaba en la gruta sino al otro lado del rio Gave de Pau, un poco más lejos. Así que, reunir a todos los que están un poco alejados de la gruta entorno a ella, nos pareció algo importante.
¿Este día responde también a una necesidad expresada por los fieles?
Sí, los peregrinos que no pudieron venir a Lourdes este año dicen cuánto lo extrañan y cuánto el hecho de que podamos llegar a ellos a través de los rosarios o las misas online es algo muy fuerte para ellos.
Creemos que esta peregrinación electrónica, esta primera peregrinación digital mundial, será una oportunidad para que los peregrinos de Asia, África, Europa y las Américas puedan estar en comunión unos con otros y significar que la esperanza es más fuerte que cualquier otra cosa. Al pie de esta gruta donde rezamos a María, rezamos a Nuestra Señora de la Esperanza que muestra que la enfermedad no tiene la última palabra.
¿Qué significó María para ellos durante este período de confinamiento?
Peregrinos que siempre nos envían miles de intenciones de oración. Con sus palabras simples y cotidianas, pero que son las palabras del corazón, nos hablan a menudo de la “Madre María”. Así expresan lo que la propia María dijo a Bernardita el 25 de marzo de 1858 cuando reveló su nombre: “Soy la Inmaculada Concepción”. Decir que uno es la Inmaculada Concepción es decir que aquella que ha sido protegida por Dios es la que nos protege. Aquella que ha sido protegida por la misericordia de Dios es aquella que también nos invita a vivir de esta misericordia y por lo tanto de este perdón que Dios concede a cada uno de sus hijos. Y los peregrinos expresan a menudo esta necesidad de protección, este deseo de ser verdaderos ante María y de ser mirados por esa sonrisa que María tenía para Bernardita y que también es para ellos.
¿Cómo diseñó la programación para este día de peregrinación? ¿Cuál es su hilo conductor, su significado?
Queríamos que este día tuviera una dimensión internacional. Lourdes no es un santuario francés que acoge a los extranjeros. Lourdes es un santuario anclado en Bigorre pero que siempre ha tenido una dimensión internacional y por eso quisimos crear este día con múltiples idiomas. Por la mañana se celebrará una misa por el continente asiático y por Oceanía, a mitad del día habrá una misa y un rosario por Europa y África y finalmente, al final del día, una misa por el continente americano. Es con esta mezcla de culturas en mente que hemos construido este día para permitir a todos aquellos que lo deseen unirse a nosotros en la oración.
Pero en el centro de este día, habrá también una gran transmisión por televisión entre las 4 y 6:30 de la tarde, hora de París, para permitir a un gran número de testigos – ya sea que estén en directo, ya sea que hayan grabado su mensaje, ya sea que estén en sus hogares – contarnos su propia experiencia de Lourdes para que podamos descubrir la riqueza del lugar, así como su cara oculta, la de aquellos que trabajan allí, para que todos puedan mostrarnos lo importante que es Lourdes y lo necesario que es poder volver a Lourdes.
También será una oportunidad para que el santuario diga que, si los peregrinos necesitan a Lourdes, Lourdes necesita a los peregrinos y al mundo porque estamos viviendo una grave crisis económica y necesitamos la generosidad de unos y otros para poder recuperarnos y prepararnos para el futuro. Esto es necesario para dar la bienvenida a los peregrinos del mañana para que puedan seguir viniendo aquí a este santuario.
¿Cómo puede el santuario seguir cumpliendo su misión en este contexto económico tan difícil?
Este contexto es, en efecto, muy difícil y sabemos que tendremos pérdidas al final de la temporada que nunca se han alcanzado, aproximadamente de 8 millones de euros. Nuestra misión, que es espiritual, se basa en el hecho de que los peregrinos regresan, lo cual es obvio ya que nuestra economía es una economía de dar.
Nuestra misión es la oración y tengo fe en la oración de todos los que aman a Lourdes. Tengo fe en la oración que los capellanes llevamos a la gruta. Este período de confinamiento nos mostró que nuestro papel era llevar la oración de este mundo sufriente ante María. También tengo una confianza total en los que aman a Lourdes y que piensan que Lourdes no es sólo un signo para la Iglesia sino para el mundo entero porque este santuario es el lugar de ese mundo después (del Covid) tan comentado, donde los más pobres y los más frágiles tienen el primer lugar, donde la fraternidad no es sólo una palabra sino una realidad vivida, donde el encuentro de las culturas no es según el espíritu de Babel sino según el espíritu de Pentecostés.
Aquí hay una verdadera paz, un lugar único en el mundo. Porque los enfermos están aquí, porque la bondad está aquí, porque las sonrisas están aquí, surge de este lugar una paz que es necesaria para todos. Creo que Lourdes tiene algo que decir para hoy, por supuesto, pero también para mañana, y que, si trabajamos con todos los que están alrededor del santuario, los hoteleros, los comerciantes, la ciudad, construiremos Lourdes para mañana.
Quizás una pregunta más personal: durante el confinamiento, ¿su soledad física durante el rezo del rosario en la gruta le hizo redescubrir el significado de la comunión?
Es obvio que para los capellanes – hay 29 de nosotros que vivimos en la casa de los capellanes durante 2 meses y llevamos esta oración ininterrumpida en la gruta – fue una experiencia conmovedora. Tan pronto como el santuario cerró, dije, como rector, que Lourdes tenía que ser el pulmón de oración de este mundo sufriente. Esta oración fue en primer lugar una experiencia fraternal muy fuerte porque nos sucedemos y llevamos a cabo esta misión juntos.
Y al mismo tiempo, nunca tuve la sensación de estar solo porque sabíamos que detrás de esas cámaras en la gruta había miles, cientos de miles, a veces millones de personas que no nos miraban, sino que rezaban con nosotros. Así que tenía, y creo que mis hermanos también, esta profunda convicción de que estábamos en comunión con todos aquellos que, a través del mundo en los diferentes idiomas que usábamos, rezaban con nosotros a María. Trajimos sus intenciones, las que nos enviaron, a esta gruta y queremos seguir haciéndolo porque ese es nuestro papel, esperando que los peregrinos también vengan a traer sus propias intenciones. Queremos acogerlos, guiarlos, acompañarlos en sus oraciones. Esta es nuestra misión y seguiremos haciéndola.
¿Tiene la impresión de que la misión del santuario de Lourdes ha evolucionado después de este difícil período, que aún no ha terminado?
Nosotros (los capellanes) hemos redescubierto durante el período de confinamiento que ciertamente nuestro papel principal es el de rezar en la gruta, por lo que los capellanes meditan los rosarios y presiden las misas. Pero nuestra misión también consiste en servir a los enfermos, lo que seguimos haciendo porque, simbólicamente, había algunos enfermos presentes en el Accueil Notre-Dame, el lugar donde se acoge a los enfermos durante las peregrinaciones.
Debido a que nunca hemos interrumpido el contacto con los peregrinos, ni los vínculos que hemos podido tener a través de las intenciones de oración o los intercambios con los enfermos, nuestro papel de acoger a los más pequeños y frágiles es como si se multiplicara por diez.
Creo que Lourdes en la crisis sanitaria ha tenido su papel, pero Lourdes en la crisis económica y social que vamos a vivir y que nos va a golpear, también tiene su papel de decir que los más precarios tienen su lugar y que aquí pueden encontrar esperanza, vivir su fe y expresar su fe. Tenemos que hacer espacio para que expresen su fe.
Y ya conoces Lourdes, es tan hermosa. Es el lugar de la piedad popular donde la gente no siempre tiene las palabras para decir su fe pero donde sus corazones se desbordan porque pueden tocar las paredes de una roca – es difícil pero podrán hacerlo de nuevo; porque el agua para ellos es este signo de que pueden vivir aquí y que se llevan como un signo de lo que han vivido aquí; porque en las procesiones que comienzan de nuevo, tienen en su mano esta vela que es el signo de su bautismo y resurrección. Estos signos tan simples son la expresión de un corazón desbordante que confía, y personalmente debo decir que eso me asombra y cada día tengo ganas de decir: “Veo maravillas en Lourdes”.