Iglesia Catolica

Christoph Kühn, un acosador homosexual en la Secretaría de Estado de Benedicto XVI

Los escándalos de encubrimiento de abusos sexuales clericales oscurecieron los últimos años del pontificado de San Juan Pablo II y volvieron a resurgir bajo Francisco, pero, en medio, los años de Benedicto XVI parecían un oasis en esa travesía del desierto. Hasta ahora.

Los últimos años de Juan Pablo II, desde que estallara ‘la bomba’ en 2002, fueron una pesadilla. Estalló una serie de escándalos relativos a abusos sexuales por parte de clérigos que se conocían y sus superiores habían encubierto. El propio Papa se negó hasta el final a creer a algunas de las víctimas del diabólico fundador de los Legionarios de Cristo, Marcel Maciel, o siquiera investigar sus acusaciones, lo que para muchos supuso una mancha visible en su brillante pontificado.

Con Francisco hemos tenido varios casos. El más llamativo fue el de quien fuera factotum de la Iglesia en Estados Unidos y arzobispo de su capital, el entonces cardenal Theodore McCarrick, cuyas fechorías de carácter homosexual durante varias décadas eran, según denunció el ex nuncio Carlo Maria Viganò, conocidas en el Vaticano. Y luego, por no agotar la nómina, habría de estallar el caso Zanchetta, que aún colea.

En comparación, el pontificado de Benedicto XVI parecía un remanso de claridad moral en este sentido. Se le puede acusar, quizá, de excesivamente discreto y blando, pero al menos se tomó en serio el asunto y puso orden. Prohibió a Maciel ejercer el ministerio público y le encargó que llevara una vida retirada de oración y penitencia, como hizo también con McCarrick, y decretó que no se admitiesen al sacerdocio a homosexuales con “tendencias arraigada

Pero ahora el ‘affaire Kühn’ ensombrece esa imagen de probidad en relación con estos asuntos. El caso ha salido -o vuelto- a la luz porque de él se ocupan ahora los tribunales seculares de Alemania, acusado por dos sacerdotes de serios abusos sexuales.

Cuando ocurrieron los hechos, Christoph Kühn ocupaba un alto cargo en la Secretaría de Estado como jefe de la Sección Alemana. Con un Papa alemán en el solio pontificio, la relación era bastante estrecha, incluso cuando Ratzinger era el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Monseñor Florian Kolfhaus y un ex sacerdote -ahora activista LGTBI- alegan que Kühn les sometió violentamente a actos sexuales de carácter masoquista, cuenta LifeSiteNews. Kolfhaust presentó primero una queja ante el Vaticano en 2006, acusando a Kühn de actos impropios que tuvieron lugar en las mismas oficinas de la Secretaria de Estado, así como en Casa Santa Marta, actual residencia de Francisco.

Sin embargo no se abrió una investigación formal hasta el año pasado, pese a que Carlo Maria Viganò, entonces Delegado para las Representaciones Pontificias, había cursado la denuncia a los superiores de la Secretaría de Estado el 3 de julio de 2006.

La posición de Kühn al frente de la Sección Alemana de la Secretaria de Estado, que ocupó entre 2001 y 2008, le permitía intervenir en la promoción de sacerdotes y obispos alemanes y conocer los historiales confidenciales de estos clérigos. Además, organizaba los viajes de Benedicto a Alemania y le acompañaba tanto en el viaje como en las recepciones oficiales.

Kühn era conocido por sus posturas ‘conservadoras’, y de hecho una de sus tareas autoimpuestas era la de ‘realinear’ a los obispos alemanes en diversas cuestiones relativas a su relación con el gobierno de la República Federal.

El 22 de enero de este año, Carlo Maria Viganò testificó en la investigación eclesial abierta sobre las acusaciones de Kolfhaus, declarando haber sido “conocedor de información precisa en relación al acoso y abusos de todo tipo cometidos por Monseñor Christoph Kühn contra Monseñor Florian Kolfhaus”.

Viganò añade que Kolfhaus informó del abuso a varias personas, incluyendo uno de sus superiores en la Secretaría de Estado y también a un obispo encargado de preparar a los candidatos para el servicio diplomático vaticano. El ahora secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, asegura Viganò, también estaba enterado del caso.

Pese a la acusación de Kolfhaus y una plétora de documentación adjunta, no se inició en su momento investigación alguna. Si ese dato es ya desconcertante, no lo es menos que Kühn obtuviera semejante cargo después de la conducta escandalosa de la que se le acusó cuando era sacerdote en la Nunciatura de Zimbabwe.

En 2008, Kühn fue trasladado a la Nunciatura en Viena. Dos fuentes cercanas a Benedicto sugieren a LifeSite que Kühn fue trasladado a Viena porque su comportamiento escandaloso era ya sobradamente en la Curia Romana. Una de las fuentes sostiene que Benedicto pidió al cardenar Joachim Meisner, arzobispo de Colonia, que se llevara a Kühn a su archidiócesis, a lo que Meisner se negó.

Hay quien sostiene que Benedicto nunca supo nada de los escándalos y que todo se trató internamente en la Secretaría de Estado, mientras que algunos sostienen que el Papa ‘castigó’ a Kühn dándole cargos de importancia menor, primero en Vienna (2008) y, más tarde, retirándole ya del Servicio Diplomático, a Eichstätt (2012). Pero en medio del escándalo, en abril de 2011, Benedicto concedió a Kühn la distinción especial de ‘Prelado de Honor de Su Santidad”. Hoy lunes, Kolfhaus celebra su primera vista en la diócesis de Kühn, Eichstatt.

Por: InfoVaticana

Deja un comentario