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La vicepresidente socialista reta a Vox a aplicar ‘Fratelli tutti’

Carmen Calvo ha esgrimido la recién publicada tercera encíclica de Francisco en una intervención parlamentaria en la que ha pedido a Vox que deje de “inquietar” a España y que, en lugar de hacer convocatorias y apelaciones que “provocan” y “rayan en lo peligroso”, ponga en práctica el ‘Fratelli tutti’.

Calvo, diputada por un partido, el PSOE, responsable durante la Guerra Civil y la Segunda República del clima que llevó al martirio de muchos sacerdotes beatificados por el propio Francisco, no es la primera figura de la izquierda en arrimar el ascua de la nueva encíclica a la sardina de sus intereses ideológicos. Muy al contrario, quienes más se han destacado en sus elogios a la misiva papal han sido representantes de la izquierda más radical, la misma que ha destacado históricamente y sigue haciendo gala de un llamativo ‘odium fidei’, sin olvidar los parabienes procedentes de la masonería.

Obviando que Vox no es ni ha sido nunca un partido confesional, y que por tanto no tiene por qué darse por aludido por la referencia de la ministra, es bastante llamativo el hecho de que una encíclica papal encuentre tanto entusiasmo entre los tradicionales enemigos jurados de la Iglesia.

La referencia pontificia de Calvo respondía a una intervención del diputado de Vox José María Contreras, que acusaba a la izquierda de promover el “rencor y el odio al capitalismo, el cristianismo y la familia tradicional”. La izquierda, decía Contreras, sostiene que la izquierda se centra en estos temas porque, tras su “fracaso” en el siglo XX se ha “quedado sin afirmaciones”, y ha recordado que el comunismo causó “cien millones de muertos” que, ha dicho, debieron ser “insuficientes” para el vicepresidente Pablo Iglesias, que sigue “reivindicado al Che”. Realmente, las masacres protagonizadas por los regímenes socialistas el siglo pasado no dibuja de ellos un sistema que anime a ver “hermanos” en todos los hombres.

En cualquier caso, tampoco es probable que el gobierno Sánchez o, de triunfar, sus adláteres podemitas, tengan más interés o capacidad para aplicar la encíclica que los diputados de Vox en un hipotético ejecutivo dominado por estos. A decir verdad, nadie podría.

Y es que aunque se dice de ella con razón que es la encíclica más política del Papa -‘social’, en la jerga vaticana-, contiene más críticas vagas a ‘neoliberales’ y ‘populistas’ -dos etiquetas con las que nadie se identifica a sí mismo en el panorama político- que soluciones precisas o sistemas alternativos medianamente estructurados de la política que defiende.

Su Santidad usa mucho, en esta encíclica como en numerosas intervenciones previas, palabras como ‘anhelos’ o, sobre todo, ‘sueños’, y el documento entero es una apelación para que se reconozca la fraternidad de la familia humana y se actúe en consecuencia, pero sin descender al detalle de cómo se consigue eso.

Imagino que Su Santidad no ignora que apelas a la política es apelar a la fuerza, a la coerción. Gobernar no es otra cosa que disponer de fuerza suficiente para imponer determinadas normas. Cómo puede imponerse desde el poder la consciencia de la ‘fraternidad universal’ es una incógnita que no se ha molestado en despejar.

Por: InfoVaticana

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