A pocos días de que la Congregación para el Culto Divino responda a las preguntas sobre el Motu proprio del Papa, el Cardenal elabora una política para la Archidiócesis que estará en vigor a partir del 25 de enero de 2022: una oportunidad para expresar la unidad de la Iglesia y ofrecer una manifestación concreta de la aceptación de la enseñanza del Concilio.
Dos días después de Navidad, en la fiesta de San Juan Evangelista, el Cardenal Blase Cupich, Arzobispo de Chicago emitió una directiva que regula la celebración de los ritos preconciliares en la Archidiócesis. Esta política sigue a un documento del 18 de diciembre de la Congregación para el Culto Divino que responde a las preguntas recibidas desde la publicación en julio pasado del Motu proprio Traditionis custodes por el que el Papa Francisco devolvió a los ordinarios locales la responsabilidad de gobernar las celebraciones de la liturgia utilizando el Misal de 1962 en sus diócesis. Chicago se convierte así en la primera diócesis de Estados Unidos en dar directrices concretas sobre las nuevas normas establecidas por el Papa. La fecha de entrada en vigor es el 25 de enero de 2022.
El fruto de una consulta
El Cardenal Cupich explica en una Carta que inició un proceso de consulta en cuanto se publicó la Traditionis custodes. “Los liturgistas, así como los sacerdotes y los responsables de las comunidades religiosas” que “asisten a la Misa celebrada en la forma anterior” fueron algunos de los consultados, explica Cupich. La mayoría de los sacerdotes y fieles de la archidiócesis “siempre celebran la Misa” con el nuevo rito, afirma el Cardenal, quien, sin embargo, pide a los párrocos de Chicago que “estén al tanto de los desarrollos en torno a la Traditionis custodes” para que puedan responder a las preguntas sobre el Motu proprio.
Renovación Eucarística y litúrgica
En continuidad con el deseo del Papa Francisco, el Cardenal expresa la esperanza de que estas reglas ayuden a promover una comprensión renovada de los “fundamentos de la renovación litúrgica”. Y también espera que los sacerdotes lo compartan con sus respectivas comunidades parroquiales. El Cardenal vincula entonces el redescubrimiento del “valor de la reforma litúrgica” con el renacimiento Eucarístico lanzado por los Obispos estadounidenses en su plenaria de noviembre. Para ello, subrayó que la oficina litúrgica de la Archidiócesis de Chicago proporcionará materiales y apoyo a los sacerdotes para “la catequesis y la formación litúrgica”, de modo que los fieles “puedan llegar a una mejor comprensión y una aceptación más profunda de la liturgia restaurada y renovada que forma parte del precioso legado del Concilio Vaticano II”.
El culto como cuerpo de Cristo
Al concluir su Carta de acompañamiento, el Cardenal Cupich recuerda a los sacerdotes que una expresión de amor al Cuerpo de Cristo es “adherirse fielmente a las normas litúrgicas”. De este modo, “nuestro culto siempre puede enriquecer y nunca disminuir la fe de nuestro pueblo”, escribe. A continuación, el Arzobispo cierra su carta con una “perspicaz observación del Papa Benedicto”, quien señaló que la liturgia postconciliar será amada si se celebra “con gran reverencia en armonía con las directrices litúrgicas”. “Esto -escribe- pondrá de manifiesto la riqueza espiritual y la profundidad teológica del Misal.
Expresión de la unidad
En el preámbulo de la directiva de aplicación de la Traditionis custodes se resume claramente la intención del Motu proprio: “Restablecer en toda la Iglesia de rito romano una oración única e idéntica que exprese su unidad, según los libros litúrgicos promulgados por los santos Papas Pablo VI y Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II”.
Acompañamiento
Para ello es necesario que los pastores acompañen a la gente a comprender “el vínculo entre la forma de practicar el culto y lo que se cree”. Una recomendación específica es que los sacerdotes visiten a quienes asisten regularmente a la liturgia preconciliar “para ayudarles a comprender los principios esenciales de la renovación solicitada por el Concilio Vaticano II y apreciar cómo la Misa reformada les introduce en un mayor uso de las Escrituras y las oraciones de la tradición romana, así como un calendario litúrgico actualizado de fiestas que incluye a los santos recientemente canonizados”.
En línea con la mencionada observación del Papa Benedicto XVI, el preámbulo del documento recuerda a los sacerdotes que algunos elementos del Misal preconciliar siguen siendo una opción en el Misal actual: por ejemplo, el canto gregoriano, el latín, el incienso. También se pide a los sacerdotes que solicitan permiso para utilizar el Misal preconciliar que acompañen a los fieles que deseen seguir participando en la misa celebrada en ese rito. Se les pide que discutan la “posibilidad de utilizar los ritos litúrgicos reformados” que se pueden celebrar en latín. De este modo, el propio sacerdote demuestra que, a la vez que “busca el bien de los que están arraigados en el rito anterior”, también está “acompañándolos hacia el uso común de la única lex orandi del rito romano”.
Nuevas indicaciones
En su mayor parte, los diez puntos de la nueva directiva reiteran el contenido de la Traditionis custodes con las recientes aclaraciones de la Congregación para el Culto Divino. Así, la necesaria autorización que se requiere para celebrar con el Misal preconciliar, el modo en que se puede solicitar al Arzobispo y las normas específicas sobre el uso de los textos bíblicos, la celebración de los demás Sacramentos, el lugar donde se puede celebrar la Misa con el rito antiguo, la binación (la facultad concedida a los sacerdotes para poder celebrar la Misa dos veces en el mismo día). Sobre este último punto, la nueva política establece que “la regla que prohíbe la binación debe ser observada”, en una rara ocasión en la que puede haber una causa justa para que un sacerdote celebre dos misas en domingo, “el arzobispo puede conceder el favor de la binación”.
Expresión de la unidad de la Iglesia local
Sin embargo, los católicos de rito latino de Chicago se unirán para celebrar la liturgia “exclusivamente” según el Novus ordo Missae en días concretos del año litúrgico: el primer domingo de cada mes, Navidad, el Triduo, el Domingo de Pascua y el Domingo de Pentecostés. La directiva indica que, en esta liturgia, que puede celebrarse en latín, el sacerdote debe mirar al pueblo. La intención de estas nuevas directrices es “promover y manifestar la unidad de esta Iglesia local, así como proporcionar a todos los católicos de la Archidiócesis la oportunidad de ofrecer una manifestación concreta de su aceptación de la enseñanza del Concilio Vaticano II y de sus libros litúrgicos”.
Por: Vatican News