El cardenal holandés Willem Jacobus Eijk, arzobispo de Utrecht, hace en entrevista con Paix Liturgique un recorrido por la crisis de la Iglesia en el último medio siglo, que es, en no menor medida, una crisis litúrgica.
“La forma extraordinaria de la liturgia romana [la Misa tridentina tradicional] tendrá un papel en el futuro de la Iglesia”, asegura el cardenal Eijk. “Es difícil calibrar el alcance de ese papel, que variará de un país a otro. En todo caso, el latín es indispensable como lengua litúrgica, también en la forma ordinaria”.
En cualquier caso, Eijk tiene muy claro que el futuro pertenece a la práctica ortodoxa de la fe, y que “las religiones que se adaptan a la cultura y a los tiempos actuales se pierden y pierden a sus fieles”, algo que el cardenal holandés ha podido experimentar en el caso paradigmático de su propio país, donde más lejos se llegó en la ‘experimentación’ litúrgica del postconcilio y donde la fe es ya prácticamente residual en consecuencia.
Eijk recuerda que “las parroquias que tienen una identidad fuerte y una liturgia dominical solemne tienen la mayor aceptación. Allí vemos familias y gente joven”. Después de todo, ironiza el cardenal, no van a ser la guitarras lo que atraiga a los jóvenes a las iglesias, sino Cristo; quien quiera oír guitarras preferirá ir a un concierto.