En un tuit, el Papa dirige su mirada a los pequeños, al sufrimiento causado por la guerra, a la infancia robada, al mal que reciben. Varias veces durante su pontificado, su voz se ha convertido en la voz de los más frágiles.
La cabeza inclinada del Papa es el signo de un dolor que pesa sobre el alma. Pero no es una señal de rendición ante la tragedia de los niños. Sus palabras, hoy en un tuit en la cuenta @Pontifex, llegan como un grito que debe ser escuchado y recogido para cambiar el curso de la historia.
¡Nunca más la guerra! Piensen sobre todo en los niños, privados de la esperanza de una vida digna: niños muertos, heridos, huérfanos; niños que tienen residuos de guerra como juguetes… En el nombre de Dios, ¡deténganse!
Las imágenes que utiliza el Papa Francisco son fuertes, recuerdan la muerte, la soledad. Resulta llamativo pensar en los cartuchos, en las minas antipersona que se han convertido en verdaderos compañeros de juego para muchos niños. También es llamativo pensar en el “piensen”, que pone en cuestión a todo el mundo, ese “para” que es una invocación implorante.
No verán la luz del futuro
Durante su pontificado, el pensamiento del Papa Francisco se ha dirigido repetidamente a los niños víctimas de la guerra, niños inocentes privados de derechos fundamentales y agotados por el hambre. El 1 de septiembre de 2013, el Pontífice recordó, en particular, el drama y el sufrimiento que viven los niños en Siria.
¡Cuánto sufrimiento, cuánta devastación, cuánto dolor ha traído y sigue trayendo el uso de las armas en ese atormentado país, especialmente entre la población civil e indefensa! Piensa: ¡cuántos niños no podrán ver la luz del futuro! Condeno especialmente el uso de armas químicas. Os digo que las terribles imágenes de los últimos días siguen fijadas en mi mente y en mi corazón. Hay un juicio de Dios y también un juicio de la historia sobre nuestras acciones del que no podemos escapar. Nunca es el uso de la violencia lo que conduce a la paz. La guerra llama a la guerra, la violencia llama a la violencia.
Niños que pasan hambre
El 3 de febrero de 2019, el grito de dolor del Pontífice se elevó por los niños de Yemen.
La población está agotada por el largo conflicto y muchos niños pasan hambre. Hermanos y hermanas, el clamor de estos niños y de sus padres se eleva ante Dios. Hago un llamamiento a las partes implicadas y a la comunidad internacional para que promuevan urgentemente el cumplimiento de los acuerdos alcanzados, aseguren la distribución de alimentos y trabajen por el bien de la población. Invito a todos a rezar por nuestros hermanos y hermanas de Yemen. “Ave María,…”. Recemos mucho, porque son niños que tienen hambre, que tienen sed, que no tienen medicinas y que están en peligro de muerte. Llevemos este pensamiento a casa.
En cuanto a la situación en Yemen, Unicef ha anunciado que, en los dos primeros meses del año, al menos 47 niños murieron o resultaron heridos en diversos lugares del país; en siete años, más de 10.200 niños han muerto o resultado heridos. Otra alarma viene de Save the Children: estos días, millones de niños -dice la organización- tanto dentro de Ucrania como los que huyen a los países vecinos corren el riesgo de sufrir hipotermia, hambre e incluso la muerte a causa de las temperaturas extremadamente frías que pueden caer hasta -20˚C.
Por: Vatican News