En la audiencia a los miembros de la Comisión Teológica Internacional, el Pontífice entrega el discurso mientras reafirma la importancia de la contribución femenina a la reflexión teológica: “Si no sabemos comprender qué es la teología de una mujer, nunca entenderemos qué es la Iglesia”. En el texto preparado exhorta a “una teología evangelizadora” en diálogo con la cultura y con el pueblo”.
“La Iglesia es mujer”. Y “uno de los grandes pecados que hemos cometido es ‘masculinizar’ a la Iglesia”. Es necesario, pues, “desmasculinizar”, y hacerlo a partir de la teología. El Papa se reúne con los miembros de la Comisión Teológica Internacional, el organismo instituido por Pablo VI en la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe, en 1969 (fue una propuesta de la primera asamblea del Sínodo de los Obispos), para ayudarla a examinar los asuntos doctrinales más importantes.
La capacidad de reflexión teológica de las mujeres
En franca recuperación de la inflamación en los pulmones, el Papa entrega el discurso preparado: “Hay un hermoso discurso aquí con cosas teológicas, pero como estoy yo, mejor no leerlo”, dice. Pero improvisando, Francisco quiere compartir algunas reflexiones para reafirmar la importancia de la reflexión teológica y agradecer a la Comisión el trabajo realizado. Junto con esto también un comentario algo negativo: “!Discúlpenme la sinceridad!” – por la escasa presencia femenina en el organismo:
Una, dos, tres, cuatro mujeres: ¡pobrecitas! ¡Están solas! Ah, perdón: ¡cinco! Tenemos que seguir adelante.
El pecado de “machacar” a la Iglesia
La “dimensión femenina de la Iglesia”, anuncia el Pontífice, será también el centro de los próximos trabajos del C9, el grupo de cardenales que ayudan al Papa en el gobierno de la Iglesia. El tema es, pues, central porque “la Iglesia es mujer”.
Si no sabemos comprender qué es una mujer, qué es la teología de una mujer, nunca entenderemos qué es la Iglesia. Uno de los grandes pecados que hemos tenido es “masculinizar” a la Iglesia.
Principio petrino y mariano
“Esto no se resuelve por la vía ministerial; esto es otra cosa”, subraya el Papa Francisco, en referencia a las discusiones sobre el sacerdocio femenino. “Se resuelve por el camino místico, por el camino real”, afirma. Reitera entonces el “principio petrino y principio mariano” de matriz balthasariana que le dio “mucha luz”. “Se puede discutir esto, pero los dos principios están ahí. Es más importante el mariano que el petrino, porque está la Iglesia esposa, la Iglesia mujer, sin masculinizarse”, remarca.
Y se preguntarán: ¿a dónde lleva este discurso? No solo para decirles que tienen que haber más mujeres aquí – esto es uno -, sino para ayudar a reflexionar. La Iglesia mujer, la Iglesia esposa. Y esta es una tarea que les pido, por favor. Desmasculinizar la Iglesia.
Conversión misionera de la Iglesia
En cambio, en el discurso entregado el Papa renueva la invitación a los teólogos a una “conversión misionera de la Iglesia”. Objetivo al que hay que dedicarse “con toda energía del corazón y de la mente”, porque no es más que una respuesta a la llamada de Jesús a evangelizar, hecha propia del Concilio Vaticano II que ha enunciado el propósito de “iluminar a todos los hombres con la luz de Cristo”. Por lo tanto, un “nuevo impulso misionero” que “sepa comunicar la belleza de la fe”, cuyo “presupuesto indispensable”, afirma el Papa Francisco, es una Iglesia sinodal.
Una teología desde abajo y de rodillas
Siguiendo esta línea, el Obispo de Roma lanza a los miembros de la Comisión teológica internacional la propuesta de “una teología evangelizadora, que promueva el diálogo con el mundo de la cultura”. Es una necesidad de la que los teólogos están llamados a hacerse cargo “en sintonía con el Pueblo de Dios”, es decir, “desde abajo” con “una mirada privilegiada para los pobres y los sencillos” y, al mismo tiempo, también “de rodillas”, porque “la teología nace de rodillas, en la adoración de Dios”.
El aniversario del Concilio de Nicea
También en el discurso preparado, Francisco se detiene luego en los dos desafíos actuales que la Comisión está profundizando, “la cuestión antropológica y la temática ecológica”, a la que se añade el trabajo para proponer “una reflexión actualizada e incisiva” sobre la actualidad de la “fe trinitaria y cristológica confesada por el Concilio de Nicea”. Evento del que se celebrarán los 1700 años en 2025, coincidiendo con el Jubileo.
Luz en la oscuridad del mundo
El Papa indica “tres motivos” que hacen “prometedor” el redescubrimiento de Nicea: un motivo espiritual, un motivo sinodal, un motivo ecuménico. Espiritual porque “en Nicea se profesó la fe en Jesús Hijo unigénito del Padre”.
Aquel que se hizo hombre por nosotros y por nuestra salvación es ‘Dios de Dios, luz de luz’. No es solo la luz de un conocimiento impensable, sino que es luz que ilumina la existencia con el amor del Padre
“Hay una luz que nos guía en el camino y despeja las tinieblas”, afirma el Papa. Corresponde a los teólogos “difundir resplandores nuevos y sorprendentes de la luz eterna de Cristo en la casa de la Iglesia y en la oscuridad del mundo”.
Sinodalidad
En cuanto al aspecto sinodal, el Papa recuerda que “en Nicea se celebró el primer concilio ecuménico, en el que la Iglesia pudo expresar su naturaleza, su fe, su misión”.
La sinodalidad es el camino, el camino para traducir en actitudes de comunión y en procesos de participación la dinámica trinitaria con la que Dios, por medio de Cristo y en el soplo del Espíritu Santo, sale al encuentro de la humanidad.
También en este caso los teólogos tienen la gran responsabilidad de “liberar la riqueza de esta maravillosa ‘energía humanizadora'”. Ya participando en los mismos trabajos de la Comisión procedentes de diversas partes del mundo, cada miembro lleva consigo dones y riquezas. “Sean testimonio”, es la invitación del Papa, de una Iglesia que “acompaña con amor y discernimiento los procesos culturales y sociales de la humanidad en la compleja transición que estamos viviendo”.
Una fecha común de la Pascua
Por último, un tercer motivo, ecuménico. El Papa recuerda que en 2025 la fecha de la celebración de la Pascua coincidirá para todas las denominaciones cristianas. Por lo tanto, expresa un deseo que ya se ha expresado en varias ocasiones.
¡Qué hermoso sería si marcara el inicio concreto de una celebración siempre común de la Pascua!