Ha concluido en Roma la reunión de los organizadores de la vigilia ecuménica que tendrá lugar el 30 de septiembre en la plaza de San Pedro para inaugurar la Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad. El prior de la Comunidad de Taizé habla del aliento recibido hoy del grupo de trabajo en el Vaticano. Sobre los diez años de pontificado: Me impresiona la serenidad del Papa, un gran don
El encuentro de cuatro días en Roma de los organizadores de la vigilia ecuménica de oración “Juntos”, que se celebrará el 30 de septiembre en la Plaza de San Pedro y abrirá la sesión de la Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad, ha concluido esta mañana con una audiencia privada en el Vaticano. Unas setenta personas de toda Europa se han reunido para vivir una etapa más de fraternidad y educación en el proceso sinodal, en plena colaboración con el Dicasterio para la Unidad de los Cristianos, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y el Vicariato de Roma.
La vigilia abierta a todos, especialmente a los que viven en los márgenes
Las jornadas estuvieron marcadas por el encuentro con el Padre Davide Carbonaro, párroco de Santa Maria in Portico en Campitelli y referente del camino sinodal de la Iglesia de Roma, por momentos de asamblea y talleres en la Curia General de la Compañía de Jesús, por visitas para conocer diversas realidades a nivel ecuménico (Iglesia Metodista, Centro Anglicano, Facultad Valdense…). En particular, también hubo ocasión de conocer y apreciar el trabajo, de orientación ecuménica, con los migrantes y refugiados que llegan a Roma a través de los corredores humanitarios. Los organizadores también quieren abrirse a estas personas, que han vivido la aventura del desprendimiento y la acogida en una tierra que no es la suya. “Forman parte del pueblo de Dios”, afirma la hermana Natalie Bequart, subsecretaria del Sínodo de los Obispos, “y nos gustaría que participaran en la vigilia junto con todos los que viven en los márgenes”.
La sinodalidad y el ecumenismo se aprenden practicándolos
La sinodalidad se aprende practicándola, y lo mismo ocurre con el ecumenismo. Anne-Laure Danet, pastora protestante de París, también está convencida de ello y subraya la importancia de participar en la oración en el Vaticano en vísperas de la Asamblea sinodal: “Es una ocasión extraordinaria para vivir lo que llamamos “ecumenismo solidario”, que significa precisamente encontrar momentos de oración juntos. Porque sin amistad no hay ecumenismo. Creemos en la unidad reconciliada”, explica, “estos días la atención se ha centrado en la escucha de la Palabra de Dios y lo mismo ocurrirá en septiembre. El reto es movilizar no sólo a los jefes de las Iglesias, sino a todo el Pueblo. Como se suele decir -añade- solos vamos deprisa, pero juntos llegamos lejos”.
El aliento del Papa
La audiencia con el Papa Francisco esta mañana, antes de la audiencia general de los miércoles en la Plaza de San Pedro, sirvió para renovar los ánimos y subrayar una vez más que las diferencias teológicas en el ecumenismo no impiden rezar juntos. El grupo informa de que el Pontífice también recordó algunas de sus propias experiencias ecuménicas de juventud, deteniéndose a observar cuánto se ha avanzado desde la época anterior al Concilio, cuando existía un clima de distancia y recelo hacia los miembros de otras Iglesias, hasta hoy. Retomando el ambiente del encuentro con el Papa, el Hermano Alois, prior de la Comunidad Ecuménica de Taizé:
¿Cómo está viviendo esta fase preparatoria?
Estoy muy agradecido por esta colaboración, por caminar juntos con personas de diferentes comunidades, movimientos, Iglesias que aún no se conocían pero que han empezado a hacerlo. Este encuentro que hemos tenido es como una pequeña imagen de lo que queremos vivir el 30 de septiembre aquí, en la Plaza de San Pedro, cuando los cristianos de todas las Iglesias celebren juntos la unidad que viene de Cristo.
¿Qué es lo que más le ha impresionado de lo que ha dicho el Papa al recibirle en audiencia esta mañana?
Ha dicho que no tengamos miedo: aunque el Espíritu Santo a veces crea un poco de desorden, después viene la armonía. El Sínodo no es un parlamento, sino una armonía que viene del Espíritu Santo. Es muy valiente que el Papa haya iniciado este camino de apertura al Espíritu Santo. En Taizé estamos muy agradecidos por ello.
Pensando en la guerra de Ucrania, ¿cree que el ecumenismo podría desempeñar un papel importante?
Vivimos en un momento muy difícil, está esta guerra, hay otras dificultades, ecológicas por ejemplo, los jóvenes, ahora es un momento muy difícil. El ecumenismo no es un método para superar todas estas dificultades, pero debemos tomarnos en serio la Palabra de Cristo de ser Uno. Esto no es fácil ahora, con las tensiones también en la Iglesia ortodoxa. Debemos ser pacientes e intentar buscar la comunión en la medida de lo posible ahora.
¿Qué se necesita además de paciencia?
Ardiente paciencia. Porque no es posible aceptar esta división que crea la guerra, no. Debemos crear los lazos. Estuve en Ucrania por Navidad. Visitamos las diferentes Iglesias, aunque hay tensiones entre ellas. Pensábamos, antes de la guerra, que podríamos crear la unidad de las Iglesias, pero no es tan fácil. Por eso, debemos salir al encuentro de todos. Vivir con visitas y oraciones comunes esta unidad que esperamos.
Han pasado diez años del pontificado de Francisco. ¿Cómo quiere recordarlo?
Con mucha gratitud. Me recibe todos los años, tenemos un momento para compartir. Me impresiona mucho su serenidad. Es un gran don. Hay tantas dificultades, las cargas que lleva, pero hay esta serenidad. Es un ejemplo muy fuerte para mí, personalmente, pero creo que también para todos los cristianos.