Vincenzo Bellomo, de la Asociación pro Terra Sancta de Belén, describe la dramática situación económica de las familias palestinas a causa del bloqueo del turismo religioso y los proyectos de la Custodia de Tierra Santa para ayudar a la población.
En Tierra Santa, la segunda oleada de contagios de la pandemia, que comenzó a finales de junio, fue más intensa que la primera y sigue produciendo graves repercusiones sociales, especialmente en Palestina.
La ciudad de Belén se encuentra particularmente afectada por el bloqueo de las peregrinaciones, que está en vigor desde principios de marzo, ya que basa su economía en el turismo religioso. A esta situación de preocupación por el virus, agravada por un sistema sanitario estructuralmente deficiente, se suma el malestar creado por la crisis económica y laboral.
“Las dificultades de las familias se ven agravadas por la falta de apoyo social público”, explica Vincenzo Bellomo, jefe de proyectos de la Asociación pro Terra Sancta, una estructura al servicio de la misión de la Custodia de Tierra Santa, en una entrevista para Radio Vaticano Italia, de la cual compartimos una síntesis.
“Tuvimos una primera alerta de coronavirus en los primeros días de marzo en toda Tierra Santa”, añade Vincenzo.
“En aquellos días en Belén habíamos tenido el mayor número de casos. La misma fase inicial de temor que caracterizó la historia de Italia y otros países de Europa. Desde finales de junio, los casos de coronavirus han vuelto a aumentar fuertemente en todo Israel e incluso hoy aquí en Palestina se nos considera de nuevo zona roja”.
“Pensar que los primeros vuelos habían comenzado de nuevo, había buenas señales entre mayo y junio… Pero ahora estamos en medio de la segunda oleada, estamos en estado de emergencia. Por otra parte hay una situación de particular atención en Israel, con unos dos mil casos diarios, mientras que aquí en Palestina el promedio es de unos seiscientos casos por día. Así que desafortunadamente la situación sigue siendo bastante seria”.
¿Cuál es la situación sanitaria actual en Palestina?
R.- La Autoridad Palestina se encontró inicialmente un poco incómoda con la pandemia, sobre todo porque en Palestina ya estamos viviendo una situación sanitaria crítica en tiempos normales debido al panorama política. Por lo tanto, la gestión sanitaria del país está prácticamente siempre en estado de emergencia. En estos tres o cuatro meses la Autoridad Nacional Palestina ha tratado de hacer todo lo posible para organizarse con centros en las ciudades más importantes afectadas por el virus. También se ha creado en Belén un pequeño centro para Covid con cincuenta camas. Pero es un centro que debe cubrir una población de casi doscientos mil habitantes, por lo que se entiende que la preocupación es muy alta.
Las repercusiones económicas y sociales para la población palestina son muy fuertes…
R.- Desafortunadamente, sí. Sobre todo, debo decir, en la zona de Belén que arrastra la economía ligada al turismo de peregrinación religiosa y en toda Palestina. Dentro de la zona de Belén, la situación económica de la comunidad cristiana, de la minoría cristiana, que aquí está principalmente ligada a la recepción de peregrinos y a la gestión del turismo religioso, se ve particularmente afectada. Piensa que desde el 5 de marzo todo está parado y no hay seguridad social, no hay sistema de apoyo. En estos casos las familias son la única forma de apoyo, de ayuda. Pero la situación financiera es muy grave y por desgracia ni siquiera tenemos una proyección de cuánto tiempo puede durar esta crisis.
¿La Basílica de la Natividad y los otros Lugares Santos están actualmente cerrados?
R.- Están cerrados pero también abiertos. Me explico: la Basílica de la Natividad es también una parroquia, por lo que es el lugar central de la comunidad cristiana de Belén. Ha estado cerrado en las últimas tres semanas pero ahora desde el domingo 26 de julio ha reabierto. Como todos los lugares de oración está cerrado durante el fin de semana, pero durante la semana, por supuesto observando las medidas de seguridad sanitaria, los cristianos pueden ir a la iglesia.
¿Cuál es la situación de los ciudadanos de Belén acostumbrados a cruzar el puesto de control israelí para trabajar en Jerusalén y sus alrededores?
R.- Esa es una pequeña parte de la economía que aún se mantiene, porque los permisos de los últimos meses han sido asegurados por Israel. La Autoridad Palestina trató de detener el movimiento entre los puestos de control porque en Israel el número de personas infectadas a causa de la pandemia era mucho mayor que en Palestina. Así que existía la preocupación de que estos trabajadores se convirtieran en canales de transmisión del virus y luego lo llevaran a las familias, en un contexto en el que no existe la sanidad pública. Esta era la principal preocupación, pero la necesidad de trabajar para mantener a la familia es mayor.
Así que mucha gente sigue cruzando el puesto de control y desde hace un mes las autoridades israelíes y palestinas han acordado que los que pasen el puesto de control para ir a trabajar a Israel deben tener un lugar para dormir allí durante al menos catorce días. Luego, cuando regresen a Palestina, en teoría, deberían hacer el análisis, o unos días de cuarentena. Debo decir que la pandemia también ha puesto en crisis el sistema de controles, de las fronteras, porque es una crisis que afecta a todos, no sólo a una parte. Así que hay reglas, pero también hay mucha confusión.
¿Con qué proyectos está tratando de apoyar a la población en este momento?
R.- He vivido y trabajado en Belén desde hace trece años, al servicio de la misión de los franciscanos en Tierra Santa, con la Asociación Pro Terra Sancta, y durante estos años siempre hemos cuidado de la gente. Por un lado, las necesidades primarias del pueblo y por otro, comunicar la belleza de estos lugares. Cuidamos de los ancianos, especialmente en este momento, pero siempre lo hemos hecho porque en un lugar donde no hay “bienestar” son los más afectados ya que aquí no hay un sistema de pensiones.
También trabajamos con los discapacitados, con las personas con dificultades, tenemos un centro de acogida que gestiono directamente con otro trabajador social donde recibimos a las personas que necesitan atención sanitaria. Aquí, de hecho, no hay un sistema de salud pública que funcione. Pero el foco de nuestra misión siempre ha sido el trabajo, especialmente con los jóvenes. En estas semanas, también estamos activando un importante proyecto que queremos llevar a cabo con valentía, porque estaba entre nuestros sueños incluso antes de la pandemia. Es el proyecto llamado “La Casa de los Reyes Magos”, que pretende ser el primer Centro de Empleo en Palestina. El objetivo es dar a la obra la importancia que merece para todas las personas, con una mirada especial a los que están en dificultades.