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La obsesión anticristiana de Kamala Harris

Aunque buena parte de la clerecía americana hace juegos malabares para justificar el voto al ticket demócrata en las presidenciales de noviembre, el historial ferozmente anticristiano de la candidata a la vicepresidencia, Kamala Harris, se lo pone muy, muy difícil.

No es que sea fácil con el ‘católico’ Joe Biden, abierto partidario del aborto en todas sus modalidades, del matrimonio entre homosexuales y cualquier innovación de ingeniería social que le pongan por delante. Pero el de Biden parece ser más un caso de mero oportunismo político, sin ‘ferocidad’ añadida, y, en cualquier caso, el avanzado deterioro de sus facultades cognitivas hacen improbable que decida realmente o incluso que aguante el mandato entero en la Casa Blanca.

Otro, en cambio, es el caso de Harris. La agencia ACI Prensa recoge del National Catholic Register hasta 14 puntos que deberían preocupar a los católicos de la ex fiscal general de California, y no son en absoluto menores. Harris logró del grupo de presión abortista NARAL una ‘nota’ del 100%, es decir, de una perfecta sumisión a todos los deseos del lobby de la muerte; ha procesado al heroico periodista David Daleiden, que logró grabar en vídeo a directivos de Planned Parenthood confesando que traficaban con órganos de fetos abortados, llegando a ordenar el allanamiento de su casa; ha propuesto que los estados se sometan al escrutinio federal en caso aprueben restricciones al aborto; ha votado en dos ocasiones contra la Ley de Protección de Sobrevivientes del Aborto Nacidos Vivos, un proyecto legislativo que requeriría que los médicos brinden la misma atención a los bebés que sobreviven a un aborto fallido como a cualquier otro recién nacido, etcétera.

Pero todos estos horrores podrían, sin más, atribuirse a la obediencia al radicalismo de izquierdas que ya se exige a todo candidato del Partido Demócrata. Casi más preocupante, en cambio, es el odio que dirige específicamente a la religión, en general, y al cristianismo en particula. En 2018, por ejemplo, durante la audiencia del Senado para la nominación de Brian Buescher como juez de distrito en Nebraska, Harris lo atacó insinuando que su participación en los Caballeros de Colón, una de las organizaciones católicas de caridad más grande del mundo, lo descalificaba. El incidente llevó a todo el Senado a aprobar una legislación que denunciaba cualquier tipo de examen religioso para los candidatos judiciales.

En la crisis de los abusos de la Iglesia católica americana, cuando los fieles, exasperados por la inoperancia del episcopado, esperaba que al menos las autoridades civiles actuaran con contundencia. No fue el caso de Harris como fiscal de San Francisco, donde su oficina no procesó a un solo sacerdote.

Lógicamente, su animus anticristiano le lleva, asimismo, a reprimir cuando puede la libertad de conciencia e incluso de expresión de los creyentes. Por ejemplo, copatrocinó la legislación denominada “The Equality Act” en 2018, que pone en peligro la libertad de expresión y los derechos de protección de la conciencia. También ha declarado su intención de derogar la Religious Freedom Restoration Act de 1993, que protege la libertad religiosa.

Por último, hay que citar la Do No Harm Act de 2019, redactada por Harris en colaboración, que hubiera debilitado las protecciones de la Religious Freedom Restoration Act y habría hecho más difícil para muchas instituciones mantener su identidad religiosa.

Por: InfoVaticana


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