Para Ramón Castro Castro, obispo de la diócesis mexicana de Cuernavaca, la pandemia que sufre el planeta entero es un “grito de Dios” ante una humanidad que juega a ser como Él.
“Hijos, Dios no está hablando, está gritando, vamos a escuchar, sepamos escuchar, estemos atentos, la vida es tan corta”, aseguró en el curso de la homilia en una misa celebrada en la catedral de Cuernavaca su obispo, Ramón Castro Castro, quien cita el aborto, la eutanasia y la institucionalización de la ‘diversidad sexual’ como algunos de los signos de que el hombre en nuestro tiempo se ha apartado de Dios y juega a ser como Él.
Dios grita con el coronavirus, insiste en prelado, y de hecho la pandemia impone un alto, una pausa obligada que debemos aprovechar. “Con esto (con el COVID-19) queramos o no queramos, nos detenemos. En muchos países ya están obligados a detenerse; en Europa, en Estados Unidos, en China, por ley todo está cerrado, menos las farmacias y los mercados y ahí todo se debe detener, sea quién sea”.
La misa fue ante una numerosa congregación de fieles, ya que el México del presidente López Obrador ha optado por ignorar la pandemia e incluso anima públicamente a los mexicanos a que sigan haciendo la vida de siempre y prodigar los abrazos. La Iglesia mexicana, sin embargo, ha optado por una actitud más prudente y, en línea con otras muchas iglesias nacionales, interrumpirá las misas con presencia de pueblo.
“Como un pequeñísimo, microscópico virus, viene a decirle hoy a la humanidad: ey, eres frágil, eres vulnerable, ni tu éxito, ni tu dinero, ni tu poder te van ayudar, date cuenta quién eres, no juegues hacer Dios, la humanidad ha querido jugar a ser Dios”, recalcó Castro.