“Que el Vaticano se lo vuelva a pensar, no se hacen acuerdos con los que practican el genocidio”. Así lo afirmó a La Stampa Salih Hudaiar, líder de la minoría de los uigures, de etnia turcófona y religión islámica, dirigiéndose a Bergoglio con motivo de la visita del secretario de Estado Mike Pompeo.
“La Iglesia ha conocido de cerca el nazismo. No puede comprometerse con quienes practican el genocidio sistemático”. La referencia de Hudaiar, primer ministro en el exilio del Turquestán Oriental, guarda relación con la invitación de Pompeo al Vaticano -en un artículo que hemos publicado hoy- para no renovar el acuerdo con China sobre el nombramiento de obispos.
Los uigures son una etnia túrquica que ocupa lo que ahora es la provincia china de Xinjiang, antes conocida como Turkestán Chino. El Gobierno chino tiene dos cosas contra esta población: que no son Han (étnicamente chinos) y que son musulmanes. Así que ha iniciado lo que numerosos medios en todo el mundo han calificado de campaña de genocidio, con campos de concentración, detenciones arbitrarias, programas de esterilización, torturas, prohibición de prácticas religiosas, etc…
“Lo que se ha hecho contra nosotros es un genocidio que se prolonga desde 1949, cuando nuestra tierra fue invadida y ocupada y rebautizada como Xinjiang. Nuestro territorio es estratégico para los intereses chinos, es rico en recursos, petróleo, gas natural, uranio, oro, wolframio y es un paso privilegiado para la nueva Ruta de la Seda”.
“Pekín, por lo tanto, teme las demandas de independe
ependencia de nuestra población, respondiendo con deportaciones a campos de concentración, esterilización forzosa y la separación de medio millón de niños de sus familias para ser colocados en orfanatos y escuelas y criarlos como ‘ciudadanos chinos leales’”, añadió Hudaiar a La Stampa.
Los campos se llaman oficialmente “Centros de instrucción y formación profesional” y tienen el objetivo de “reeducar” forzosamente a la población de los uigures.
Una represión que es llevada a cabo también con herramientas tecnológicas, explica el líder uigur. WeChat, la aplicación de Tencent -empresa china- que Donald Trump ha prohibido en Estados Unidos por motivos de seguridad nacional, es una de ellas. “La usan para rastrear y recolectar información de los teléfonos de las personas que la han instalado, en general son instrumentos de vigilancia para controlar a una persona, qué es lo que dice, cómo actúa principalmente frente a la religión y la política, y sacar a la luz cualquier forma de desacuerdo con el Gobierno. Localizan, siguen y arrestan, deportando a campos de concentración. Por este motivo obligan a la gente a tener aplicaciones gubernamentales instaladas en ‘smart phones’, para ser monitoreadas 24 horas al día, 7 días a la semana y notificadas a la policía local que desencadena los arrestos. El Gobierno chino bloquea las aplicaciones occidentales, incluso Google, por esta misma razón, porque puede ser una ventaja de seguridad para Estados Unidos u otros países bloquear las aplicaciones chinas. Bloquear estas aplicaciones es justo”.
El líder uigur pide a Estados Unidos y a los demás países detener los acuerdos comerciales con un Gobierno que es responsable de la represión no sólo de su comunidad, sino de Hong Kong, Tíbet, Taiwán,
Por: InfoVaticana