El equipo de “misioneros de la misericordia” lleva a cabo un servicio itinerante en las parroquias de la Archidiócesis de Yangon, Myanmar, anunciando la alegría del perdón y acogiendo a cientos de fieles cada día en los confesionarios o al aire libre durante la Semana Santa.
La Agencia Fides dio a conocer que, son cinco los sacerdotes que ya durante el Jubileo de la Misericordia, en 2105, recibieron del Papa el mandato de dispensar el perdón de Dios en el sacramento de la Confesión. El equipo de cinco “misioneros de la misericordia” lleva a cabo un servicio itinerante en las parroquias de la Archidiócesis de Yangon, anunciando la alegría del perdón y acogiendo a cientos de fieles cada día en los confesionarios o al aire libre. En todas las iglesias a las que acuden sacerdotes se ven largas colas de personas que desean acercarse al sacramento de la Reconciliación, continuando con el “servicio de misericordia” especial durante la Semana Santa.
Nuestro pueblo tiene necesidad del consuelo y la misericordia
“En un tiempo tan difícil, de inmenso sufrimiento, nuestro pueblo tiene gran necesidad del consuelo y de la misericordia del Padre. En estos días que preparan la Pascua, los fieles buscan y anhelan su abrazo de bendición”, dice a la Agencia Fides Joesph Kung, laico de la Archidiócesis de Yangon, recordando que en otras zonas del país la gente sigue luchando y sufriendo enormemente. En particular, en los últimos días se ha visto afectada por los enfrentamientos y la violencia la diócesis de Pekhon, en el este de Myanmar, que abarca un territorio predominantemente montañoso y accidentado, parte del estado de Shan y parte del estado de Kayah. Junto con las diócesis de Loikaw, Hakha, Kalay y Mandalay, la diócesis de Pekhon se encuentra entre los territorios más gravemente afectados por el actual conflicto civil.
Una Pascua en medio de la violencia
Según confirma a la Agencia Fides el Padre Aniceto Direh, Vicario General de Pekhon, el Domingo de Ramos, 2 de abril, la aldea de Shimlaw, en la zona de Pekhon, habitada principalmente por católicos, fue alcanzada por los bombardeos de los militares. Varias casas resultaron dañadas y un misil cayó cerca de la iglesia católica del Niño Jesús, matando a dos personas.
El padre Aniceto Direh cuenta: “En la ciudad la situación es tranquila, pero en los alrededores hay combates, hay enfrentamientos entre militares, fuerzas populares de defensa y milicias étnicas. Estamos a punto de vivir una Pascua en medio de la violencia y la única esperanza para nosotros es confiar en Dios. La gente tiene miedo, tiende a esconderse, tenemos menos creyentes en las iglesias que en el pasado. Nuestras celebraciones del Triduo Pascual no faltarán, pero seguramente serán más breves, debido a la situación en la que nos encontramos. Rezaremos intensamente por la paz. Estamos en situación de desplazamiento y precariedad, y cada día nos preguntamos, como los apóstoles en el Evangelio: Señor, ¿a quién acudiremos? Sólo Él es nuestro refugio, nuestra roca, nuestro libertador”.