El camión cargado de medicinas, generadores y mucho más había salido de Italia el sábado y ha llegado esta mañana a Járkiv, en la atormentada Ucrania. Los voluntarios que trabajan en la iglesia de Santa Sofía de Roma y en la Limosnería Apostólica prepararon la carga
“Perseveramos en la oración y en la cercanía a la atormentada Ucrania”. Las palabras del Papa Francisco en la audiencia general de hoy en la Plaza de San Pedro son expresión de su constante atención al país, en guerra desde hace más de un año. Una atención que a menudo se ha traducido en llamamientos a la paz y ayudas concretas. La última llegó esta mañana a Járkiv gracias a un camión cargado de generadores, alimentos y medicinas que había partido el sábado pasado de la iglesia de Santa Sofía de Roma, punto de encuentro de la comunidad ucraniana en Italia. Desde el comienzo de la guerra, la iglesia se ha hecho cargo de las necesidades de aquellos cuyas familias están lejos, de las preocupaciones de muchos, uniéndose aún más ante la tragedia del conflicto. Fue la Limosnería Apostólica, por mandato del Papa, la que preparó la carga.
Una misión difícil
“El Dicasterio para el Servicio de la Caridad -explicó el cardenal Konrad Krajewski, limosnero del Papa- quiere dar las gracias a todos los conductores que, con valentía, desafiando las adversidades, consiguieron entrar en Ucrania y llegar a su destino”. Una misión que hay que llevar a cabo con prudencia y cuidado porque, añade Krajewski, la guerra no ha terminado, los bombardeos y los combates continúan. “Sólo cuando terminó la expedición -continúa el limosnero- pude dar a conocer esto. Debemos seguir comprometiéndonos y rezando por la atormentada Ucrania”.