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Patton: Tras la pandemia vuelve a Jerusalén el respiro de la Iglesia universal.

Peregrinos en la basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén

Las celebraciones del Triduo Pascual en Tierra Santa se ponen en marcha, con la esperanza de vivirlas con el regreso de los peregrinos. El Custodio franciscano: la colecta del Viernes Santo es vital para llevar a cabo nuestra misión.

En Tierra Santa, la Pascua de 2022 reabre la esperanza del regreso de los peregrinos. Dos años de pandemia, de falta de creyentes y, por tanto, de trabajo, han afectado dramáticamente a los cristianos de Oriente Medio, que ahora esperan ver cómo se llenan de nuevo las calles de Jerusalén, Belén, Nazaret y no solo. “En una situación sin precedentes como la de los dos últimos años”, es el mensaje del padre Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa, “los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa hemos tratado de continuar nuestra misión, en los santuarios sin peregrinos hemos intensificado la oración, dando voz al grito de toda la humanidad”. Patton explica como tanto las actividades en las parroquias, en las escuelas, como en la ayuda a los refugiados y a los más débiles de la sociedad ha continuado a pesar de la dificultad de no tener medios económicos. Por ello, exhorta a no olvidar a los hermanos “que viven en Tierra Santa, recordando siempre las palabras del Señor: hay más alegría en dar que en recibir”.

Padre Patton, en los dos últimos años los cristianos de Tierra Santa han celebrado la Pascua en total aislamiento, no han vivido el tradicional encuentro con los peregrinos que vienen para las celebraciones y ha sido un sufrimiento para todas las familias cristianas. ¿Cómo será este año?

Este año esperamos que haya un regreso, si no exactamente a la normalidad, sí a la casi normalidad, y que por fin, después de dos años muy difíciles, Jerusalén vuelva a ser la ciudad donde los fieles locales y los de todo el mundo puedan reunirse para adorar al Señor. Esperamos que este año -pero por lo que veo aquí en la ciudad, los signos son ya bastante positivos- se vuelva a una primera fase de normalidad, para que Jerusalén vuelva a ser contemporaneamente Iglesia local e Iglesia universal.

Dos años de pandemia y el consiguiente cierre de Tierra Santa, sin peregrinos, han tenido consecuencias muy graves para los cristianos que se han quedado sin trabajo. Por ello, es más fundamental que nunca repetir el llamamiento a la Colecta para Tierra Santa del Viernes Santo…

Por supuesto. Para nosotros, la Colecta Pro Terra Santa es vital. En los últimos años fue en torno al 50% de la recaudación anterior. Evidentemente, la falta de la Colecta del Viernes Santo hace que nos encontremos en dificultades, tanto en cuanto al cuidado de los santuarios como para el cuidado de las parroquias que, en los dos últimos años, no sólo han sido protagonistas de la acción pastoral, sino que han tenido que gestionar un enorme esfuerzo caritativo y social. Gracias a la Colecta, continuamos nuestro trabajo con las escuelas, unas 15 con unos 10.000 alumnos, y con actividades en zonas aún más difíciles, como Líbano y Siria, con actividades que en los últimos años, desgraciadamente, también nos han visto trabajar en el frente de la acogida de migrantes y refugiados, porque ahora en Europa los refugiados, por la guerra de Ucrania, son una realidad evidente, pero no nos olvidemos que cerca de aquí, en Siria, hay una guerra que lleva más de 11 años, hemos entrado en el año 12. No olvidemos que cerca hay una isla como Chipre, con apenas 800.000 habitantes, donde existe la mayor concentración de refugiados por número de habitantes que viven en la isla. Por lo tanto, la Colecta del Viernes Santo es realmente algo esencial y vital para nosotros, que nos permite continuar en nuestra misión y nos permite seguir ayudando a los que más lo necesitan.

Entonces, ¿las celebraciones de Semana Santa no se verán limitadas este año a causa de la pandemia?

No, en absoluto. De hecho, hace tiempo que lo celebramos con normalidad, las únicas precauciones que se siguen tomando son el uso de mascarillas y el saneamiento, pero por lo demás lo celebramos con normalidad desde hace varios meses. Aquí, pues, la Semana Santa -y cuando digo “aquí” me refiero a Jerusalén- es algo extraordinario, porque no es sólo una celebración, sino una especie de peregrinación a varios lugares, cuando durante la semana visitamos los lugares de la Pasión, la muerte y la resurrección del Señor. Y así es posible ir no sólo al Santo Sepulcro, sino al Santo Cenáculo, el jueves, para recordar la institución de la Eucaristía, el lavatorio de los pies, el mandamiento nuevo del amor, y luego ir el jueves por la tarde a Getsemaní, para rezar junto a Jesús, para ponernos en sintonía, junto a él, sobre la voluntad del Padre.

También es algo muy emotivo, aquí en el Viernes Santo, poder celebrar el Vía Crucis por las calles de Jerusalén, subir al Calvario con esta actitud de seguir al Señor Jesús que va a morir por nosotros, a dar su vida por nosotros, al igual que en la tarde del Viernes Santo hay una celebración muy evocadora, que es típica de la tradición franciscana, y que tiene lugar en el interior del Santo Sepulcro, a las ocho de la tarde, y es el llamado Funeral de Jesús. Luego, por supuesto, se puede celebrar en el Sepulcro la Vigilia Pascual y la Resurrección del Señor, velando también en la noche entre el Sábado Santo y el Domingo de Resurrección y, después, concluirlo todo yendo a Emaús, el Lunes Santo, para recordar también el camino de Emaús. Este año, por tanto, este tipo de celebración, de peregrinación, adquiere un significado aún más importante, dado que Emaús es un poco la imagen del Sínodo, es el camino de la Iglesia, que es el camino de los discípulos y que es también el camino que debemos recorrer junto a Jesús, dejándonos iluminar por su palabra y dejándonos provocar también por el gesto de la fracción del pan, que no es sólo litúrgico, sino que es existencial.

Por: Vatican News.

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