Con motivo de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, durante la primera Misa del Año, el cardenal Pietro Parolin presidió la celebración eucarística en la Basílica de San Pedro sustituyendo al Papa Francisco quien no pudo estar presente debido a molestias de la ciática. El purpurado pronunció la homilía del Pontífice reflexionando sobre tres verbos que resaltan las lecturas de la liturgia del día y que se cumplen en la Madre de Dios: “bendecir, nacer y encontrar”.
El 1 de enero de 2021, con ocasión de la solemnidad de Santa María Madre de Dios y Jornada Mundial de la Paz; el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, fue el encargado de presidir la Santa Misa en la Basílica Vaticana a las 10 de la mañana hora local de Roma, sustituyendo al Papa Francisco quien no pudo participar debido a unas molestias de ciática.
El cardenal Parolin leyó la homilía del pontífice que subraya tres verbos destacados en las lecturas del día y que se cumplen en la Madre de Dios: bendecir, nacer y encontrar.
Bendecir
En cuando al primer verbo, bendecir, el Papa indica que hoy celebramos al Hijo de Dios, el Bendito por naturaleza, “que viene a nosotros a través de la Madre, la bendita por gracia”:
“María nos trae de ese modo la bendición de Dios. Donde está ella llega Jesús. Por eso necesitamos acogerla, como santa Isabel, que la hizo entrar en su casa, inmediatamente reconoció la bendición y dijo: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!» (Lc 1,42), que son las palabras que repetimos en el Avemaría”
En este sentido, el Santo Padre explica que también nosotros estamos llamados a bendecir, “a decir bien en nombre de Dios”.
Nacer
El segundo verbo destacado en la homilía es nacer.
“San Pablo remarca que el Hijo de Dios ha «nacido de una mujer» (Gal 4,4). En pocas palabras nos dice una cosa maravillosa: que el Señor nació como nosotros. No apareció ya adulto, sino niño; no vino al mundo él solo, sino de una mujer, después de nueve meses en el seno de la Madre, a quien dejó que formara su propia humanidad. El corazón del Señor comenzó a latir en María, el Dios de la vida tomó el oxígeno de ella. Desde entonces María nos une a Dios, porque en ella Dios se unió a nuestra carne para siempre. María —le gustaba decir a san Francisco— «ha convertido en hermano nuestro al Señor de la majestad» (San Buenaventura, Legenda major, 9,3)”
En este sentido, el Papa puntualiza que a través de María encontramos a Dios como Él quiere: “en la ternura, en la intimidad, en la carne. Sí, porque Jesús no es una idea abstracta, es concreto, encarnado, nació de mujer y creció pacientemente”. Asimismo, la Santa Madre de Dios nos enseña que el primer paso para dar vida a lo que nos rodea es amarlo en nuestro interior:
“Este año, mientras esperamos una recuperación y nuevos tratamientos, no dejemos de lado el cuidado. Porque, además de la vacuna para el cuerpo se necesita la vacuna para el corazón, que es el cuidado. Será un buen año si cuidamos a los otros, como hace la Virgen con nosotros”
Encontrar
El tercer verbo es encontrar.
Al igual que los pastores encontraron al Hijo de Dios recién nacido porque fueron llamados por un ángel, también nosotros podemos encontrar a Dios porque hemos sido llamados por su gracia.
En este punto, Francisco hace hincapié en que aunque hayamos ya encontrado a Dios, no debemos perderlo de vista: “El Señor, de hecho, no se encuentra una vez para siempre: hemos de encontrarlo cada día”.
Antes de finalizar, el Pontífice lanza una cuestión sobre la cual reflexionar…Y nosotros ¿qué debemos encontrar al inicio de este año?
“Sería hermoso encontrar tiempo para alguien”, asevera el Santo Padre, indicando que el tiempo es una riqueza que todos tenemos, pero de la que somos celosos, porque queremos usarla solo para nosotros.
“Hemos de pedir la gracia de encontrar tiempo para Dios y para el prójimo: para el que está solo, para el que sufre, para el que necesita ser escuchado y cuidado. Si encontramos tiempo para regalar, nos sorprenderemos y seremos felices, como los pastores”, concluye el Papa, pidiendo a la Virgen, (que ha llevado a Dios en el tiempo), que nos ayude ser más generosos y consagrando a Ella el nuevo año: “Tú, que sabes custodiar en el corazón, cuídanos”.
Por: VaticanNews