Con motivo de la 22ª Conferencia de la Alianza contra la Trata de Personas, sobre el tema “Protección: apoyar los derechos de las víctimas y reforzar la asistencia”, Monseñor Janusz Urbańczyk, Observador Permanente ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, reiteró la necesidad transnacional de hacer todos los esfuerzos -en particular para prevenir las consecuencias en este ámbito de la guerra en Ucrania- para ayudar a quienes caen en esta trampa
“A menudo, una cultura de indiferencia y exclusión rodea a las víctimas de la trata, haciéndolas casi “invisibles”. Para combatirla, hay que acoger, acompañar y defender a las víctimas con compasión y solidaridad. Por lo tanto, los gobiernos deben mejorar el acceso a los servicios para los sobrevivientes de la trata y garantizar que reciban una atención adecuada, protección especializada, asistencia jurídica y formas apropiadas de reparación o restauración”. Este fue el llamamiento de Monseñor Urbańczyk en su intervención en la mesa redonda, organizada por la Presidencia polaca de la OSCE, ayer en Viena, para construir sistemas de protección eficaces para las víctimas de la trata.
Estar aún más atentos
La delegación de la Santa Sede subrayó la relevancia del debate a la luz de los desafíos planteados por la pandemia del Covid-19 y la guerra en curso en Ucrania, e invitó a “estar aún más atentos” ante el riesgo -subrayado por el enviado especial del Papa Francisco, el cardenal Michael Czerny, durante su reciente visita a Hungría y, en particular, a la ciudad ucraniana de Berehove- “de que los refugiados ucranianos, especialmente las mujeres y los niños, sean secuestrados y explotados” por los traficantes de seres humanos, “que buscan esclavizar a los vulnerables ofreciéndoles falsa ayuda y luego los hacen caer en la trampa”.
Esfuerzos para proporcionar una asistencia adecuada a las víctimas
Urbańczyk también recordó el compromiso y los esfuerzos realizados por los gobiernos nacionales en la prevención de la trata y en la protección de las víctimas de lo que llamó “crimen odioso”, los esfuerzos de las ONG y de la sociedad civil, así como los de la Iglesia católica y de los cientos de congregaciones religiosas y organizaciones laicas que ofrecen refugios a estas personas y trabajan por su integración social. “Estos esfuerzos”, continuó diciendo, “crean un entorno que acoge, protege y cuida a las víctimas y ofrece recursos físicos, psicológicos, legales y socioeconómicos para apoyar su curación y reintegración”.
Necesidad de cooperación entre Estados
El representante del Vaticano insistió en la necesidad de procedimientos legales que protejan también a los familiares y amigos de las víctimas, que a menudo experimentan algunos de los “efectos secundarios de la trata”, como la extorsión y el fenómeno de ser descartados por la sociedad, e indicó como prioridad abordar y reducir el riesgo de revictimización, advirtiendo del uso de la deportación arbitraria “regulada” de las víctimas de la trata. Urbańczyk concluyó instando de nuevo a los Estados a cooperar “para garantizar a las víctimas de la trata un tratamiento adecuado”.
Por: Vatican News