El Arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes, lanza un llamamiento a los fieles para que ayuden a sostener los trabajos de reconstrucción de la Capilla de la Sangre de Cristo, en la Catedral de la Inmaculada Concepción, que sufrió un incendio hace unos días.
La Arquidiócesis de Managua, en Nicaragua, invita a los fieles a apoyar la reconstrucción y restauración de la Capilla de la Sangre de Cristo en la Catedral de la Inmaculada Concepción, que fue gravemente dañada el 31 de julio por un ataque incendiario.
Un hombre fue presuntamente visto lanzando una bomba de cóctel molotov y un antiguo crucifijo del siglo XVII fue destruido. En una declaración, el Arzobispo, Cardenal Leopoldo José Brenes, agradece a todos los que han expresado su solidaridad con lo sucedido y da a conocer cómo todos pueden contribuir a la reestructuración de la Capilla de la Sangre de Cristo.
Finalmente, el cardenal exhorta a los fieles a rezar constantemente y a permanecer unidos.
Cercanía del Santo Padre con Nicaragua
Por su parte, en el Ángelus del 2 de agosto, el Papa Francisco expresó su cercanía al pueblo nicaragüense:
“Pienso en el pueblo nicaragüense que sufre por el atentado a la catedral de Managua, donde la venerada imagen de Cristo, que ha acompañado y sostenido la vida del pueblo fiel a lo largo de los siglos, ha sido muy dañada, casi destruida. Queridos amigos nicaragüenses, estoy cerca de ustedes y rezo por ustedes”.
Los obispos de los Estados Unidos también se unieron a la firme condena del ataque incendiario, un acto definido por el cardenal Brenes como “una acción terrorista” y que ha despertado una fuerte indignación en toda la Iglesia de América Latina y el mundo.
“Junto con el Papa Francisco y nuestros hermanos de América Latina, condeno este acto sacrílego”, declaró David J. Malloy, presidente de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), en nombre de los obispos americanos.
El crucifijo objeto del ataque, se ha convertido en una imagen conmovedora de la Iglesia sufriente en el país que, desde el intento de mediación de la paz en 2018, ha sufrido repetidos ataques verbales y físicos.