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Congresista pide retirar la estatua de San Damián de Molokai por “supremacista blanco”

Tenía que ser ella, la joven promesa de los demócratas radicales, la congresista Alexandria Ocasio-Cortez que el National Catholic Reporter, como ya contamos, exponía como “futuro de la Iglesia”. Su última ocurrencia ha sido pedir que se retire una estatua en el Capitolio de San Damián de Molokai, el Apóstol de los leprosos, por ser un símbolo del “patriarcado” y del supremacismo blanco.

Tenía que ser, también, en Instagram. En esta red social, la congresista publicó una historia planteándose la pregunta, espectacularmente original, de por qué no hay más estatuas de mujeres históricas en el Capitolio. “Incluso cuando seleccionamos figuras para contar la historia de lugares colonizados, son las historias de los colonizadores las que se cuentan y casi de nadie más”, escribió la representante junto a una fotografía de San Damián de Molokai.

Los leprosos de Molokai se hubieran sorprendido enormemente al saber que Damián, que contrajo la lepra por cuidar de los leprosos abandonados en la isla, era un ‘colonizador’. AOC, que es como suelen llamar a la congresista por sus siglas, se preguntaba por qué en lugar de Damián no ponían allí a la “Reina Lili’uokalani de Hawai, la única reina que gobernó Hawai”, denunciando que las estatuas del Capitolio honren “casi exclusivamente a hombres blancos”. “¡Así es como se ve el patriarcado y la cultura supremacista blanca!”, añade la muy ‘woke’ AOC.

Y sigue: “No es radical ni loco entender la influencia que la cultura supremacista blanca ha tenido históricamente en nuestra cultura y cómo impacta hoy en día”.

Dallas Carter, originario de Hawai y catequista de la Diócesis de Honolulú, comenta a la agencia CNA que San Damián “dio su vida” sirviendo a la colonia asilada de leprosos en la península de Kalaupapa en la isla de Molokai. “Cualquier hawaiano aquí que es consciente de su historia –los hawaianos lo somos– y defendería completamente, católicos o no, el legado de Damián como un hombre que fue abrazado por muchos y que es un héroe para nosotros por su amor a la gente hawaiana”, comentó.

En determinado momento su superior le dio un ultimátum para que se quedara en la colonia permanentemente o saliera de ella. Eligió quedarse. Sirvió en la colonia el resto de su vida, atendiendo las necesidades espirituales y materiales de los leprosos. En 1884 él también enfermó de lepra y siguió sirviendo incansablemente hasta su muerte en 1889.

Por: InfoVaticana

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